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domingo, 8 de agosto de 2021

Una Tabernera de exteriores

El pasado domingo 11 de julio tuve la oportunidad de asistir a la última representación de La tabernera del puerto de Pablo Sorozábal, la zarzuela que nos han propuesto dentro de la programación de los Veranos de la Villa. Fue gratificante volver, desde el año pasado -justo tras el arresto domiciliario al que estuvimos sometidos-, al Centro Cultural Conde Duque en cuyo Patio Central, con el frescor de la noche madrileña, este ciclo ha programado el único título de género lírico español de una forma bastante loable y digna de elogio. La ubicación del escenario y de las incómodas sillas de plástico difería de la del año pasado, cuando pude presenciar a la magnífica Compañía Nacional de Danza de Joaquín de Luz en cuatro coreografías así como una versión libérrima de La corte de Faraón que dio auténtica vergüenza ajena, reseñadas ambas por mí para la revista Mundoclasico. En esta ocasión en cambio, todo se desplazó al lado derecho del enorme Patio, lo que ha reducido en parte, a mi parecer, la longitud del escenario. Se hizo uso de proyecciones al fondo del escenario -con el ladrillo descubierto- utilizándolas en modo créditos de película y se reservó un espacio bastante amplio para la orquesta sinfónica que tocó estas 5 funciones de julio.

miércoles, 12 de agosto de 2015

"Luisa Fernanda" en Puente del Rey: tiempo de recortes

5/8/2015. Escenario Puente del Rey (Madrid). Veranos de la Villa. Luisa Fernanda (Moreno Torroba).

Representar cualquier obra de teatro lírico en un escenario al aire libre siempre conlleva sus riesgos técnicos y/o artísticos. Por un lado es necesario disponer de una adecuada megafonía para asegurar la eficiente proyección de los cantantes y los instrumentistas, que sin embargo en ocasiones puede acarrear problemas de ruido. Por otro lado, la movilización de recursos escenográficos se hace en general mucho más aparatosa cuando cambia continuamente la localización espacial de la obra en cuestión, siempre en el caso de que la dirección escénica se atenga a una versión fiel al libreto.

                                     
Algunos de estos riesgos afectaron negativamente a la presente puesta en escena, de factura clásica y convencional, de la compañía Ópera Cómica de Madrid, que dirige el experimentado hombre de teatro lírico Francisco Matilla, de la zarzuela más taquillera del madrileño Federico Moreno Torroba. Hay que reconocer que Luisa Fernanda no es La revoltosa, título que la misma compañía representó hace un año en los Jardines de Sabatini (habitual escenario de los Veranos de la Villa hasta el presente año, que ha sido sustituido por el ayuntamiento madrileño por el escenario de Puente del Rey, en Casa de Campo). La unidad de tiempo y acción de la obra mencionada de Chapí, a lo que añadimos su mayor brevedad, ayudan a una puesta en escena más ágil y cómoda si la pericia del director de escena acompaña, como fue efectivamente el caso. En cambio, entendemos que la zarzuela de Moreno Torroba, ambientada durante la revolución que destierra a la reina Isabel II, exige de sustanciales modificaciones y movimientos en la escenografía por su misma distribución espacio-temporal en tres actos bien diferentes entre sí. Estamos, por tanto, ante una obra mucho más ambiciosa a nivel escénico y teatral que un sainete de género chico, aparentemente más manejable desde la óptica escenográfíca.