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jueves, 19 de mayo de 2016

Zarzuela en el Auditorio: festejando a San Isidro

Un año más la Fundación Excelentia ha celebrado su Gran Gala de Zarzuela en el Auditorio Nacional con motivo de la madrileña fiesta de San Isidro. Algunas de las piezas más granadas del género lírico español debidas a autores como Chueca, Soutullo y Vert, Serrano, Moreno Torroba, Vives, Luna, Giménez, Chapí, Guerrero, Lleó y Penella, se dieron cita en la noche del 13 de mayo, aunque se echaron en falta más piezas de zarzuela netamente madrileña. En este caso, a los conjuntos estables de esta institución, Sociedad Coral Excelentia de Madrid y Orquesta Clásica Santa Cecilia, se han sumado dos solistas vocales de reconocido renombre en los escenarios líricos del momento: la soprano María Rodríguez y el tenor Alejandro Roy.


viernes, 29 de mayo de 2015

Gala Lírica en el Monumental

Dentro de los actos de celebración del cincuenta aniversario de la Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE, el Teatro Monumental celebró esta Gala Lírica el pasado 22 de mayo centrada en el repertorio operístico, con especial atención a Verdi y Wagner.


Uno de los jóvenes y más talentosos valores de la dirección operística actual como es el madrileño Guillermo García Calvo fue el verdadero artífice a la hora de preparar ese clima genuinamente escénico que se manifestó en la sala ya desde los primeros números wagnerianos, comenzando con la vigorosa obertura de El holandés errante. Precisamente esa característica que posee como director que hace carrera en el mundo de la ópera (no olvidemos su continua y estrecha relación con la Ópera Estatal vienesa) se pone de manifiesto desde cada uno de sus acercamientos musicales, a los que dota de un verdadero carácter dramático y teatral.

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martes, 6 de enero de 2015

Gala de contrastes

3/1/2015. Gala de Amigos de la Ópera 2015. Teatro de la Zarzuela (Madrid). Diversos cantantes. Coro de Juventudes Musicales de Granada. Barbieri Symphony Orchestra. Rubén Sánchez-Vieco y Óliver Díaz (directores). Obras de Serrano y Mozart.


Por segundo año consecutivo, los Amigos de la Ópera de Madrid (AOM) han contado con el apoyo y resolución del Teatro de la Zarzuela para celebrar su particular gala lírica, como agradeció el principal maestro de ceremonias del evento, el crítico musical Francisco García Rosado. En esta ocasión se han percibido grandes contrastes y una gran variedad de registros vocales entre las dos partes que han conformado el concierto, apreciándose un mayor grado de escolaridad en la primera, protagonizada por jóvenes valores que comienzan a despuntar en el mundo lírico, y un nivel mucho más profesional y conseguido, en la segunda.

La primera parte ha estado dedicada íntegramente a la zarzuela, y en particular a la figura del maestro valenciano José Serrano, con una amplia selección de La canción del olvido. Como grandes caballos de batalla de esta obra, se ofrecieron los dos dúos de Rosina y Leonelo, interpretados por el barítono granadino Pablo Gálvez y la jovencísima soprano ligera Elena Rey, los cuales cantaron con mucho empeño y arrojo pero carecieron de la necesaria implicación y preparación vocal para afrontar dúos con tanto recoveco expresivo y filigrana melódica, y donde la Orquesta Sinfónica Barbieri, comandada por Rubén Sánchez-Vieco, tuvo en algunos pasajes falta de cuidado sobre todo en el empaste de las cuerdas. Pese a todo ello, pudimos apreciar las cualidades emergentes de estas promesas en alza, destacando el fraseo elegante y la perfecta dicción de Gálvez (que también cantó la romanza “Junto al puente de la peña”) y la facilidad de Rey para filar y ascender al agudo (también en “Marinela, Marinela”). Con acusado vibratto, la mezzo Anna Moroz dio su aportación con dos romanzas escritas originariamente para soprano y que sonaron más oscuras de lo acostumbrado: la romanza del trovador de La canción y la canción veneciana de El carro del sol. Por su parte, el tenor Néstor Losán otorgó nobleza de canto y mucho aplomo a la romanza de Los claveles, así como en las intervenciones que tuvo en la ronda y serenata del "Firulí" mientras que la voz lírica pero no de tan bello material del tenor Román Barceló lució más en su expresiva y melódica romanza “Tu amor es una rosa” de Las hilanderas, y no tanto en la serenata “Soldado de Nápoles”, excesivamente desangelado sin la presencia de rondalla, junto al Coro de Juventudes Musicales de Granada, debutante en Madrid, un tanto desperdigado en las voces masculinas y algo mejor empastado en las femeninas.

La segunda parte, mucho más amena musical y escénicamente, estuvo consagrada enteramente al Don Giovanni mozartiano. En este caso sí se encontró en todo instante una batuta avezada y experimentada en el foso, como es la de Óliver Díaz, ofreciendo una obertura homogénea, dramática y flexible, muy contrastada en ritmo y dinámicas. Su dirección se destacó por su general equilibrio y un encomiable brillo y luminosidad orquestal, tan requerido en Mozart. Entre el reparto, se encontró sin duda la mejor aportación en el barítono David Menéndez, un Leporello rotundo y de gran volumen en su aria del catálogo, al que acompañó con una expresividad realmente deliciosa. También fue asombrosamente contundente y de mucha garra en los agudos la mezzosoprano Sandra Fernández abordando su aria de Donna Elvira “Ah, chi mi dice mai”. Muy bien colocada resultó la coloratura vocal en la parte final del aria de Donna Anna “Non mi dir” por la soprano búlgara Svetla Krasteva. Como mezzo, Beatriz Lanza ofreció demasiada morbidez, pastosidad y falta de ligereza vocal como Zerlina (personaje escrito para sopranos ligeras) en su aria “Vedrai, carino" y en su dúo con Don Giovanni, cuyas partes, las que, sorpresivamente, no eran entonadas por el propio director desde el foso, fueron encomendadas a Pablo Gálvez, por enfermedad del anunciado barítono Giorgio Caoduro, y en donde se omitió el complicadísimo brindis “Finch’an dal vino”. El tenor Luis Dámaso desplegó su belleza tímbrica en “Dalla sua pace” pese a cierta falta de detalle en el fraseo y el barítono David Lagares brindó con teatralidad y gravedad su breve aria de línea vocal muy bufa “Ho capito”. El sexteto final de la ópera estuvo notablemente conseguido a nivel de concertación, con oficio direccional y una mayor primacía sonora de las voces femeninas.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Escolanía en la Zarzuela: el canto alegre de la juventud

Por cuarto año consecutivo el Teatro de la Zarzuela organiza su concierto navideño con algunas de las piezas de nuestra lírica más recordadas por el aficionado junto a muchas otras inéditas. En la presente ocasión el evento ha contado por vez primera con la participación estelar de un coro juvenil, la Escolanía del Orfeón Pamplonés, que ha hecho las auténticas delicias del público reunido.


Compuesto por más de medio centenar de voces blancas, en su gran mayoría femeninas con escasa presencia de masculinas para refuerzo de los graves, la Escolanía arrebató al respetable ya desde su primera aparición efectuada a través de los palcos laterales, entonando el castizo y chispeante popurrí de los organilleros de El bateo de Chueca, acompañando todos su canto de una sencilla y reconocible mímica gestual, constante que se mantuvo durante todos los números de zarzuela que interpretaron.


domingo, 30 de noviembre de 2014

Un exitoso reemplazo

Crítica. 18/11/2014. Auditorio Nacional (Madrid). Sala Sinfónica. Ciclo "Grandes Clásicos" de la Fundación Excelentia. Gastón Rivero (tenor), Orquesta Clásica Santa Cecilia, Frédéric Chaslin (director). Arias y páginas orquestales de óperas de Tchaikovsky, Verdi, Gounod, Offenbach, Puccini y Cilea.


Generaba muchísima expectación la primera visita a Madrid del tenor Joseph Calleja, pero lamentablemente, unos pocos días antes de este esperado concierto, el cantante maltés se veía obligado a cancelar su actuación por problemas de salud. En su defecto, la Fundación Excelentia  encontró un adecuado sustituto en la persona del tenor uruguayo Gastón Rivero, que ha sido un grato descubrimiento para el que escribe estas líneas.

Esta Gala Lírica que venía a ofrecer la Fundación dentro de su ciclo "Grandes Clásicos" tenía un propósito solidario, ya que los fondos del concierto iban a ser destinados a la Fundación Síndrome de Down  que celebraba su 25 aniversario, cuya presidenta ofreció una amplia alocución al inicio del concierto destacando las actividades y los principales logros conseguidos durante los años de historia de esta necesaria institución de carácter social.

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