domingo, 5 de enero de 2025

La sílfide escocesa visita Madrid

Como es costumbre antes de que llegue la Navidad, el Teatro de la Zarzuela acoge a la Compañía Nacional de Danza para ofrecer un ballet romántico en su escenario, lo que provoca una mayor presencia de público infantil y familiar que en las funciones líricas de temporada. En esta ocasión, en la recién inaugurada etapa de Muriel Romero al frente de la compañía, se ha elegido la reposición de La Sylphide, uno de los primeros ballets blancos de cierta fama antes de que el señor Adolphe Adam –precisamente el autor del celebérrimo villancico navideño francés "Minuit, chrétiens", el conocido como "Oh, noche santa"- hiciera furor con su Giselle gracias al arte de la bailarina Carlotta Grisi en la década de los 40 del siglo XIX.

La Sílfide, que tiene el mismo título que la selección de piezas pianísticas de Fréderic Chopin que elaboró y orquestó en el siglo XX el compositor británico Roy Douglas, se estrenó en 1832 en París con un libreto de otro Adolfo, Adolphe Nourrit y con música de mi tocayo el noruego Herman Severin Løvenskiold -barón, para más señas-, la primera "o" de su apellido escrita así, con una raya diagonal. Como nos cuenta el experto en danza Roger Salas, August Bournonville, que era un empresario, bailarín y coreógrafo danés muy avispado, y olía la clave del éxito en el incipiente mundo balletístico galo, quiso comprar los derechos de la obra pero no pudo, y se llevó la historia original de Nourrit a Dinamarca, acogiendo el Teatro Real de Copenhague la versión definitiva del ballet y la que finalmente sobrevivió, aunque estuvo conviviendo un tiempo con la propuesta primigenia de París.