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lunes, 8 de diciembre de 2014

Segundo bis en 25 años en el Teatro de la Zarzuela

REMITIDO. Teatro de la Zarzuela (6/12/2014). El mayor galardón para un teatro es el aplauso del público y, especialmente, cuando este alcanza cotas de excepción como ha sucedido esta tarde en el Teatro de la Zarzuela.

La mezzo Cristina Faus y la soprano María José Moreno entonando el célebre bolero "Niñas que a vender flores vais a Granada" de la zarzuela Los diamantes de la corona de Barbieri en la reposición (2014) de la producción dirigida escénicamente por José Carlos Plaza (2010) del Teatro de la Zarzuela

En representaciones de nuestro género lírico y por segunda vez en los últimos 25 años, el público ha obligado a bisar el bolero del segundo acto de “Los diamantes de la corona”, de Francisco Asenjo Barbieri, que han cantado Mª José Moreno y Cristina Faus de forma magistral.

El primer bis en este tiempo lo tuvo que cantar Alejandro Roy, hace unos años, repitiendo la “Canción húngara” de “Alma de Dios” del maestro José Serrano.

El Teatro de la Zarzuela agradece la entrega de artistas y público que hacen posibles estas maravillas.

domingo, 29 de diciembre de 2013

25 años sin Pablo Sorozábal

25 años se han cumplido el 26 de diciembre del fallecimiento en Madrid del compositor vasco Pablo Sorozábal, uno de los últimos y más longevos representantes de la época final de nuestra zarzuela.

Compuso cerca de una veintena de títulos de género lírico español que reflejan temáticas sociales o históricas y se ambientan en escenarios muy diversos, algunos de ellos tan recordados por el aficionado como Katiuska (1931, una opereta ambientada en la Ucrania de la Revolución Rusa), La del manojo de rosas (1934, un sainete madrileño con el tema de las conveniencias sociales como telón de fondo y que resucitó el casticismo algo adormecido en el teatro lírico español de la época), La tabernera del puerto (1936, una historia de amor en el norte de España, en la región imaginaria de Cantabreda, donde se entremezclan temas tan escabrosos y ominosos como la violencia de género y el tráfico de drogas), Black el payaso (1942, una nueva opereta situada en el imaginario país de Orsonia que contiene un argumento fantástico y que por su misma temática recuerda a la ópera I pagliacci de Leoncavallo), Los burladores (1948, una historia de pícaros desarrollada en plena Guerra de la Independencia española contra los franceses), o Don Manolito (1943), La eterna canción (1945) y Las de Caín (1958), nuevos sainetes puramente madrileños, el último en estrecha colaboración con su hijo Pablo Sorozábal Serrano, fruto del matrimonio del compositor vasco con la tiple cómica barcelonesa Enriqueta Serrano, fallecida en 1958, y con la que efectuó grabaciones de referencia de sus obras en los años cincuenta para la casa de discos Hispavox. Sorozábal también cultivó música sinfónico-coral (como la Suite vasca) y varias bandas sonoras de películas, entre ellas la célebre Marcelino Pan y Vino (1955).

sábado, 2 de noviembre de 2013

Tito Gobbi, un maestro de la expresión

En esta entrada me apetece hablaros de un legendario cantante de ópera que habría cumplido cien años el pasado 24 de octubre. Se trata del barítono italiano fallecido en 1984 en Roma, Tito Gobbi. Y deseo rendirle un merecido homenaje evocando los primeros recuerdos de su voz que en su día llegaron hasta mí.


En mi más completa y absoluta bisoñez, cuando el virus de la música clásica, y más concretamente el de la ópera, me contagió, la segunda ópera que me compré en disco compacto fue el gran éxito de Verdi tras su profunda depresión que le afectó en los órdenes personal (la temprana muerte de sus hijos en 1838 y 1839 y la de su jovencísima esposa Marguerita Barezzi en 1840) y artístico (el fracaso en Milán de su ópera cómica Un giorno di regno). Hablo por supuesto de su tercera ópera, Nabucco, estrenada en 1842 en plena efervescencia nacionalista italiana, una obra con libreto de Temistocle Solera de ambiente histórico-religioso que, basándose libremente en el Antiguo Testamento, narra la historia del Rey de Babilonia Nabucodonosor II, el cual ejerce un arrollador sometimiento sobre el pueblo hebreo que le llevará a hacer arder el templo de Jerusalén (final del acto I), con un mesiánico profeta Zacarías que insta continuamente a los hebreos a liberarse de su yugo (final del acto III). El popularísimo coro de esclavos hebreos Va pensiero llegó a convertirse en un elemento clave de la ópera, un auténtico himno oficioso de la nación de Dante en época del estreno de la ópera que simbolizaba el sentimiento nacional de liberación del pueblo italiano frente a su opresor, el Imperio austríaco.

viernes, 1 de junio de 2012

Zarzuela para una nueva vía

En la década de 1880 se estableció en la población madrileña una controversia entre los defensores y los detractores de la creación de una gran avenida que sirviese para descongestionar y modernizar el centro de Madrid, librándolo de las innumerables callejuelas de las que estaba plagado.

El proyecto de crear una Gran Vía madrileña (iniciado por el arquitecto Carlos Velasco en su “de prolongación de la calle Preciados, describiendo una gran avenida transversal este-oeste entre la calle de Alcalá y la plaza de San Marcial”) hizo pensar al empresario y político Felipe Ducazcal, dueño del veraniego Teatro Felipe, la composición de una revista musical de actualidad para ser representada en su propio teatro, del que era propietario y que estaba ubicado en el Paseo del Prado, junto a las verjas del Retiro, en una de las esquinas del actual Palacio de las Comunicaciones. Este Teatro construido en madera ofrecía espectáculos ligeros y entretenidos a un público ávido de diversión y de carcajada.

Ducazcal, por cuyas extraordinarias aventuras podría muy bien haber sido protagonista de una novela, había sido miembro de la siniestra "partida de la porra", que en pleno Sexenio Revolucionario asaltaba redacciones de periódicos no afines al gobierno del general Prim. En esta partida se inspiró el autor de la opereta La Corte de Faraón, Don Vicente Lleó, para la composición de su obra La partida de la porra, de 1910.

Entre esa polémica generalizada acerca de si Madrid necesitaba o no una gran avenida, surgiría la idea del libreto, que fue realizado por el periodista y escritor Felipe Pérez y González, encargándose de la composición musical los compositores Federico Chueca y Joaquín Valverde. El maestro Chueca, debido a su escaso entendimiento en técnica musical, se ocupaba de la invención melódica de las obras, mientras que su colaborador Valverde acometía la armonización e instrumentación de las mismas. Es conocida la disputa que existía siempre entre las mujeres de ambos, acerca de sobre quién residía el verdadero mérito de las zarzuelas que componían ambos.

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