Como las piezas en un engranaje hábilmente diseñado, los elementos que integran esta veinteañera producción encajan a la perfección: absolutamente todo está donde debe de estar y nada chirría o desentona. Un marco inmejorable para este reflejo nostálgico que en el convulso 1934 elaboran Romero y Fernández-Shaw del Madrid castizo finisecular en el cual triunfaban las chispeantes melodías de Chueca y Valverde o Fortunata sufría en silencio sus lances amorosos como sufre los propios la Manuela protagonista de este melodrama. Todo por culpa de ese tarambana de José María, un galán a caballo entre el cariño de dos mujeres diametralmente opuestas que no se alejan demasiado de las retratadas por Galdós en su magna obra literaria.
Y es que todo sigue estando perfectamente reflejado en esta producción, a nivel visual: el desfile de casticismo y tipismo madrileño tratado con asombrosa simetría en los números de conjunto o la bohemia decimonónica en la magistral escena del Café de Naranjeros con un número flamenco impagable (escenografía y figurines obra del tristemente fallecido Mario Bernedo). Elementos todos que hacen prevalecer las más puras esencias de este sainete lírico madrileño y por extensión de la zarzuela como nuestro más digno y auténtico género musical. Los que realmente lo apreciamos haremos oídos sordos cuando la progresía artística considere que este tipo de montajes muestran la cara más casposa y trasnochada de un género al que aborrecen.
Su antagonista, Carmen González, continúa conservando el bellísimo timbre vocal de soprano lírico-ligera del que podemos gozar en la grabación que efectuó de La zapaterita del maestro Alonso, precisamente también por aquellos finales de los 80. Aunque se notó que la voz empezó muy fría y algo insegura, diluida en la orquesta en el número inicial con las planchadoras ("Las chicas de Madrid") junto al gran Jesús Castejón (¡vaya, su expareja!), la verdad es que su melodiosa voz fue evolucionando, brindando un aceptable dúo del pañuelito y casi al final de la obra, estuvo especialmente emotiva y expresiva en el desgarrador dúo entre las dos mujeres rivales.
El barítono Luis Álvarez siempre es efectivo actoralmente en cualquier papel que se le dé, y más cuando tiene algunas breves partes cantadas como éste de actor-cantante. Defiende un maduro señor Antonio (propietario del Café) con dignidad, siendo el adecuado apoyo moral que necesita Manuela en sus despechos amorosos. El no menos efectivo actor y tenor cómico Jesús Castejón regala un dicharachero y extrovertido Chalina como él sabe hacerlo, personaje que ha heredado de su ilustre progenitor, ya que fue el admirado Rafael Castejón el que lo interpretó en la primera puesta en escena de este montaje.
El tenor cómico Carlos Crooke da los adecuados toques de chispa humorística como Juan de Dios, el hermano de Manuela, que no tiene cuartos para sustentar a su docena de hijos. El responsable del montaje escénico, don Gerado Malla, ha participado también como personaje en esta reposición de su gran Chulapona. Ha sido el don Epifanio (padre secreto de Manuela). Con este maduro personaje ha sabido recoger espléndidamente el testigo del entrañable actor cómico Luis Barbero, que lo interpretó en 1988.
La parte cantada del cuadro flamenco en la escena del Café que en esta producción sustituye a la Petenera que Moreno Torroba escribió, lo interpreta la cantaora Eva Morán, apoyada por micrófono, cuadro que cosechó grandes aplausos y demasiados flashes.
Lección de canto una vez más de los integrantes del Coro del Teatro de la Zarzuela; por su parte, el maestro valenciano Miquel Ortega ha sabido dotar a la partitura del sello genuino de su autor. La Chulapona no tiene la categoría de obra maestra de Luisa Fernanda, aunque ambas comparten ese final agridulce de dolorosa renuncia a un amor para quedarse con otro. No obstante, sus bellas melodías, combinando estilos (habanera, pasodoble, chotis, guajira) hacen de ella un título fundamental de la zarzuela grande madrileña, que sigue manteniéndose joven y lozano en este su ya clásico montaje contemporáneo.
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Libreto
Milagros y Carmen magníficas hace 24 años en el dúo final
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