miércoles, 15 de febrero de 2017

Michel Plasson con la Orquesta de RTVE: lección magistral de música francesa

En este duodécimo concierto de abono de la Orquesta Sinfónica de RTVE el Teatro Monumental acogía la visita del maestro parisino Michel Plasson. Se incluían en los atriles dos obras de compositores franceses de finales del siglo XIX, tan disímiles en sus respectivos universos y lenguajes sonoros, como Gabriel Fauré (Pélleas et Mélisande) y César Franck (Sinfonía en Re menor), además de programarse el Concierto para viola y orquesta del compositor británico William Walton, interpretado por la jovencísima solista navarra Isabel Villanueva. Antes de dar comienzo al concierto, se invitó por megafonía al público a guardar un obligado minuto de silencio en recuerdo del musicólogo José Luis Pérez de Arteaga, fallecido la noche del 9 de febrero en Madrid a los 66 años de edad, referente indiscutible de la musicología y el periodismo musical a través de las ondas de Radio Clásica y de multitud de publicaciones especializadas, y vinculado además durante mucho tiempo a las retransmisiones de los conciertos de RTVE.


La velada musical daba comienzo con la suite en cuatro movimientos de Pelléas et Mélisande Op. 80 (1898) de Gabriel Fauré, basada en la tragedia simbolista de Maurice Maeterlinck, y de la que Debussy sacó tanto juego escénico, a pesar de ser Fauré el que primero se interesase por ella. Se adivina la mano del director galo a la hora de elegir un repertorio en el que es un consumado experto. A sus venerables 83 años, Michel Plasson es uno de esos grandes maestros, de los pocos que aún quedan, de la vieja escuela francesa. No lo puede ocultar, la tradición corre por sus venas: pose expresiva y elegancia interpretativa le definen. Un director de los que se hacen querer por su misma afabilidad, y por su vitalidad, que no le sobra. Y de los que a pesar de la edad siguen ofreciendo auténticas lecciones musicales. Poco importan sus ruidosos saltos en el podio para demandar un pasaje más enfático y agitado, o sus constantes siseos, que a manera de rubateo subrayan la cadencia de la frase musical; algunas grandes batutas del pasado han tenido sus manías y sus poses interpretativas, recordemos mismamente los arrebatos de Celibidache.



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