jueves, 9 de diciembre de 2010

"Don Carlo" de Verdi desde el Met

Este sábado 11 de diciembre está prevista la emisión de la ópera en cinco actos Don Carlo de Giuseppe Verdi en directo desde el Metropolitan Opera House de Nueva York (dentro de su ciclo Live in HD) en las salas Yelmo Cines. Aquí, un pequeño adelanto.


El reparto estará encabezado por el tenor Roberto Alagna en el papel titular del infante Don Carlos (hijo de Felipe II), la soprano Marina Poplavskaya en el papel de Isabel de Valois, el barítono Simon Keenlyside como Rodrigo (Marqués de Posa), la mezzo Anna Smirnova en la Princesa de Éboli, y el bajo Ferruccio Furlaneto en el papel del despótico Rey Felipe II. Todos estarán dirigidos musicalmente por Yannick Nézet-Séguin.

La ópera, con libreto francés de Joseph Méry y Camille Du Locle, está basada en el drama Don Carlos, infante de España, del poeta alemán Friedrich Schiller (1759-1805), ya sabéis, aquel autor de los famosos versos de la Oda a la alegría (Himno Europeo), que Beethoven incluyó en el movimiento final de su Novena Sinfonía.  Schiller mitificó la figura del infante Don Carlos de Austria y ahondó en la "leyenda negra" que aseguraba que el propio Rey Felipe II fue el causante de la muerte de su hijo debido al entrometimiento del infante en los asuntos políticos de su padre respecto al condado de Flandes. El propio Rey ordenó confinar a su hijo en sus aposentos sin comunicación con el exterior. Con esta ópera Verdi quiso reflejar el clima de opresión política e intolerancia religiosa del momento histórico en cuestión.


El infante Don Carlos de Austria y Portugal (1545-1568)

La obra tuvo varios estrenos. El primero, en cinco actos, se efectuó en el Teatro de la Ópera de París el 11 de marzo de 1867. Más tarde, el propio Verdi realizaría una versión italiana del texto reduciendo la ópera a cuatro actos aprovechando la traducción de Achille de Lauzieres y Angelo Zanardini, estrenándose el 10 de enero de 1874 en La Scala de Milán. El primer acto (llamado "Acto de Fontainebleau", por desarrollarse en ese bosque parisino) no se incluyó primeramente en la versión italiana. Por ello, Verdi (que al parecer lo tenía cariño) lo recuperaría en una tercera versión que estrenó en Módena en 1886 (el famoso aria de presentación de Don Carlos: "Fontainebleau! Foresta immensa e solitaria..." pertenece a este acto). Actualmente la ópera se suele representar en su versión original de cinco actos, invariablemente en lengua francesa o italiana. En esta ocasión, el Met ofrecerá la versión italiana de cinco actos.


Sinopsis

La obra narra episodios históricos en los que se mezclan intrigas políticas, poder religioso y amores de Estado. Nos encontramos en la oscura España de los Austrias, a mediados del siglo XVI.  Don Carlos, infante de España (tenor), es el pretendiente de la princesa de Francia, Isabel de Valois (soprano). Pero el padre del infante, el Austria Felipe II (bajo), decide tomar en matrimonio a la princesa para firmar con un contrato matrimonial, la paz con Francia.

Rodrigo, Marqués de Posa (barítono), amigo de Don Carlos, le insta a que se le una en la causa de Flandes, país oprimido por su padre Felipe. El infante accede y los dos entonan un auténtico himno a la amistad (Dúo: "Dio, che nell'alma infondere").

En un jardín del monasterio de San Yuste, después de que la Princesa de Éboli (mezzosoprano) cante la bella Canción Morisca con coro "Nel giardin del bello", la Reina Isabel recibe de manos de Rodrigo una carta en la que Don Carlos la cita a solas. Por su parte, el Rey ordena a Rodrigo que vigile a su esposa, ya que sospecha las relaciones de su hijo con ella; asimismo, el monarca previene de la Inquisición al Marqués (Dúo final del segundo acto: "Signor, di Fiandra arrivo"). La que acude a la cita de Don Carlos no es otra que la Princesa de Éboli, que ama secretamente al infante, y muerta de celos, amenaza con revelar al Rey la verdad de su relación con la Reina (Terceto "Al mio furor sfuggite invano").

Felipe es coronado Rey en un solemne acto de masas: un "Autodefe" en el que el pueblo presencia cómo varios herejes flamencos son quemados en la hoguera, símbolo de la grandeza de la Inquisición (Coro: "Spuntato ecco il di d'esultanza"). El infante Carlos llega precipitadamente con una delegación de Flandes, pidiendo a su padre que les escuche y ordene detener la matanza, a lo que el Rey se niega. Ante la negativa de su padre, Don Carlos desenfunda su espada y el Rey, colérico, ordena a los guardias su inmediato desarme, que es realizado únicamente por Rodrigo, ante la sorpresa del infante. La ceremonia continúa con exaltaciones al Rey por parte del pueblo.

En su alcoba, el Rey Felipe, solo, se lamenta de que el amor de Isabel no sea para él (Aria: "Ella giammai m'amó"). El Gran Inquisidor (bajo) es anunciado, llega para recordar al Rey que debe cumplir con sus obligaciones para con la Iglesia: debe ejecutar a Don Carlos y hacer asesinar a a Rodrigo, por hereje; el Rey no puede ocultar su inmenso dolor (Dúo "Il Grande Inquisitor"). Entra ahora su esposa, inquieta, pues ha perdido su joyero. El Rey lo toma de su escritorio y al abrirlo halla en él una fotografía de Don Carlos. Por ello acusa a Isabel de adulterio, a pesar de que ella intenta explicar a su marido que estuvo comprometida con su hijo Carlos antes de casarse con él. Ante el desmayo de la Reina, Felipe hace llamar a Rodrigo y a la Princesa de Éboli. Ésta confiesa que ella colocó la fotografía del infante en el alhajero, y pide clemencia. Isabel entonces descubre que la Princesa es la concubina de su marido. La Reina, horrorizada, la condena al exilio o al convento. Éboli se lamenta entonces de su propia belleza en el aria "O don fatale".

Don Carlos, en la prisión, es visitado por Rodrigo. Le comunica que han descubierto los documentos que demuestran su propia implicación en la causa flamenca y que eso es una sentencia de muerte (Aria" Per me giunto è il dì supremo"). En ese preciso momento se escuchan disparos y Rodrigo cae mortalmente herido. Antes de expirar comunica a su amigo que Isabel le espera al día siguiente en el Monasterio de Yuste y le pide que salve a Flandes en su aria "O Carlo, ascolta". Una multitud corre a la prisión para liberar al infante mientras el Gran Inquisidor aterroriza a los súbditos de la Iglesia.

En Yuste, ante la tumba del emperador Carlos V, Isabel se lamenta de su suerte (Aria "Tu che le vanitá") antes de que ella y Carlos canten en un dúo que su mutuo amor no es posible más que en la otra vida. Carlos está decidido a partir hacia Flandes para luchar con el pueblo flamenco. Aparecen de repente el Rey, el Inquisidor y la guardia regia con la intención de prender a Carlos. En un momento de máxima agitación, emerge de la tumba la sombra espectral del Emperador Carlos V, que en un afán protector, empuja a su nieto Carlos hacia las profundidades de la fosa fúnebre.


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