miércoles, 20 de abril de 2011

"Capriccio": ¿Prima la musica o le parole?

Capriccio, la última ópera esbozada por el genial muniqués Richard Strauss, está representándose estos días en el Met de Nueva York y se visiona en Yelmo Cines este Sábado Santo: 23 de abril.

Una de las sopranos líricas más glamourosas del momento, Reneé Fleming, se enfrentará al duro papel protagonista de la Condesa, acompañándole en el reparto las voces de Sarah Connolly, Joseph Kaiser, Russell Braun, Morten Frank Larsen, Peter Rose, bajo la dirección musical de Sir Andrew Davis.



Sobre Capriccio

Con Capriccio, subtitulada "Una pieza conversacional para música", y estrenada en Munich el 28 de octubre de 1942, Richard Strauss retorna al carácter de su ópera El caballero de la rosa en cuanto al clima aristocrático y galante, y respecto al lenguaje musical: tonalidad, melodía, neoclasicismo (la ópera posee una serie de danzas al estilo barroco: passepied, giga y gavota), elementos ubicados en las antípodas de las en su día revolucionarias Salomé (1905) y Elektra (1909). También existe un número musical en italiano (como ocurrió en El Caballero... al incluir la famosa aria del cantor italiano). En Capriccio encontramos en definitiva la cara más amable de un casi octogenario Strauss, y nos anticipa ya la serenidad y la espiritualidad que caracterizarán a sus Cuatro últimos Lieder, para soprano y orquesta (1948).

El argumento de Capriccio, con un libreto del director de orquesta alemán y compositor Clemens Kraus, vuelve al tema nuclear de la ópera de la que este blog lleva el título (la clasicista Prima la musica, e poi le parole de Antonio Salieri): ¿qué es más importante en una obra lírica, el texto o la música? Este tema procede de una obra del siglo XVIII escrita por el abate De Casti, y su título originario era Prima le parole dopo la musica, o sea, al revés: que antes va el texto, que prima la palabra (no os asustéis, este abate no nos va a hacer modificar el título de este vuestro blog; el texto de una obra es muy importante, pero.... ¡PRIMA LA MÚSICA!).

En Capriccio el amor de una Condesa se debate entre Olivier, un poeta y Flamand, un compositor. En el Monólogo final de la obra (la parte más divulgada de esta ópera, además del preludio, muy camerístico) la Condesa, en su lujosa habitación (cómo nos evoca este personaje a la Mariscala del Caballero....), está a punto de decidirse por uno de los dos pretendientes, cuando en ese preciso momento aparece el Mayordomo anunciándole que su cena está servida, con lo que al final nos quedamos sin saber por el amor de quién se decantará la Condesa. Sutil picardía la de Strauss en esta su última gran obra teatral.

Aquí dejo un vídeo de la soprano norteamericana (de Indiana, para dar más señas) en un pequeño fragmento del Monólogo Final de la protagonista en la producción del Met de este año.


Y para demostrar que la Fleming posee el elixir de la eterna juventud y del glamour (a sus 52 años se mantiene estupenda, y curioso, con un mismo peinado) aquí dejo este otro de hace dos temporadas en la parte final de dicho Monólogo.

2 comentarios:

Mocho dijo...

Gracias por el comment.
Sólo un apunte, y lo pongo aquí porque en la agenda no deja poner comentarios, hay una Revoltosa en los Teatros del Canal a partir del 8 de mayo.

Saludos

Germán García Tomás dijo...

Gracias a ti, Mocho. Aunque procuro estar atento a las actividades líricas más importantes que se dan en Madrid, es inevitable que alguna se me pase. Un cordial saludo.