sábado, 19 de febrero de 2011

Anna Nicole, de conejita "Play Boy" a mito operístico

Contemplamos con increíble asombro el actual estreno lírico de la Royal Opera House Covent Garden de Londres (de nuevo vuelve a ser noticia este teatro operístico británico, como en la entrada de la ópera Carmen en 3D, pero en este caso por algo mucho más heavy).


La soprano Eva-Maria Westbroek encarnando a la top model Anna Nicole

Una despampanante mujer, a la que asoman unas colosales glándulas mamarias ¿siliconadas?, y con una provocativa vestimenta a lo Marilyn, sale a escena. Señores, les presento a Anna Nicole Smith, la atractiva "conejita" que fue portada de la popular revista Play Boy en 1992 y 1993 y que murió por una sobredosis de estupefacientes en 2007 con tan sólo 39 años. No es la noticia de algún detalle nuevo relacionado con su muerte o su sórdida vida. No. Agarraos. La noticia es que Anna Nicole es la nueva heroína operística. Como lo oís. El Covent Garden londinense ha convertido su vida "ejemplar" en... ¡UNA ÓPERA! Ya os lo dije, esto era muy heavy.

La "ilustre" dama ya ha sido elevada al pedestal operístico de otras heroínas tales como Aida o Tosca, o mujeres fatales como Carmen, Salomé o Lulú. Os toca decidir a cuál de los dos grupos pertenecía la difunta Nicole, poseedora de una vida abigarrada de fama, escándalos, pleitos judiciales por herencias, moda, algo de cine, sexo y drogas. Hasta de muertes trágicas, como la de su hijo mayor, por sobredosis, antes de que ella le dijera poco después: "espérame, cariño, que tu mummy te acompaña también".

La "genial" idea de la ópera Anna Nicole se le ha encargado al compositor inglés Mark-Anthony Turnage, músico muy influido por el jazz, con un libreto de Richard Thomas, y claro, con el benepácito de la dirección del teatro, todo ello por la eterna excusa de atraer a un público más joven (el músico lo es, hay que predicar con el ejemplo). Desgraciadamente este pretexto pueril también abunda en exceso en nuestro país. La nueva musa del bel canto está siendo interpretada por la soprano Eva-Maria Westbroek (podéis verla en ambas fotografías), que en los próximos meses también actuará en La valquiria de Wagner en la Ópera de Frankfurt (suponemos que para encarnar a Brunilda cubrirá las protuberancias con sujetadores de hierro) y se pondrá en la piel de Chrysothemis en Electra de Richard Strauss, en el Festival de Salzburgo.


Creemos que la ópera no se merece esto ni mucho menos, y cada vez se vislumbra en mayor medida un innegable síntoma, como ya hemos manifestado en este blog, de que la ópera llamada contemporánea (u ópera del XXI: ¿no estaba muerta?) no encuentra temas sólidos a los que agarrarse para sobrevivir, y va a tener que conformarse en subsistir mediante temáticas morbosas de contenido populachero.

La vulgaridad y la chabacanería in extremis han llegado a los teatros de ópera. Os aseguro que al paso que vamos, no me extrañaría ver dentro de muy poco la vida y milagros de nuestra "Princesa del pueblo" elevada a categoría operística. Sí, Belén Esteban protagonista en los escenarios de los principales teatros operísticos del mundo. Y si no, al tiempo.

Para que ello ocurra, quizá sea necesario que aparezca por aquí otro Elaine Padmore, el que fuera director del Covent Garden londinense en 2009, que tuvo la "brillante" ocurrencia de declarar al diario The Guardian en 2009, que la vida de la sex symbol merecía llevarse a la ópera, aunque no fuera más que para romper la imagen "rancia" y "europea" que tiene la música lírica. Quizá lo que Padmore no sepa es que a lo mejor no existe algo más rancio que él. Y me atrevería a decir, casposo.


Mark-Anthony Turnage, autor de la música de la ópera "Anna Nicole"


Aquí tenéis el tráiler de la ópera que ha elaborado el propio Covent Garden londinense, no tiene desperdicio. Para flipar en colores...



En eso tienen razón, THE PARTY ALWAYS ENDS.

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