Resulta curioso que existan lugares de Madrid sin nombre. Casos como éste lo encontramos paseando por la calle Luchana, al llegar a la confluencia de Manuel Silvela con Francisco de Rojas, donde encontrará el transeúnte una bella plaza ajardinada sin bautizar repleta de pequeños bancos en cuyo centro se ubica un monumento. Es el denominado “Monumento a los Saineteros Madrileños”, obra del escultor sevillano Lorenzo Coullaut-Valera (sobrino del escritor Juan Valera, autor de Pepita Jiménez), que data del año 1913. Una placa sorprendentemente bien conservada, y situada a los pies de la escultura, reza lo siguiente en caracteres mayúsculos:
Los melómanos podríamos idear una alternativa a la hora de determinar cuándo llegan las fechas navideñas alejándonos de los estereotipos generales como son la colocación de las luces en las grandes ciudades o el anuncio de la Lotería Nacional, por citar sólo dos ejemplos. Dicha alternativa sería la fecha de comienzo de la reposición dela zarzuela Los Sobrinos del Capitán Grant en el Teatro de la Calle Jovellanos, en lo que casi se ha convertido en una tradicionalización de este título en época de Navidad. Quinta ocasión en su escenario, desde el estreno, hace ahora diez años, de la ya familiar producción con firma del afamado Paco Mir.
Y es que a los que hemos visto crecer esta producción desde el año 2001 hasta ahora nos es completamente imposible desligar el nombre de la obra del compositor Manuel Fernández Caballero y del libretista Miguel Ramos Carrión, del montaje escénico elaborado por el famoso miembro del grupo cómico Tricicle. Un montaje que no ha perdido nada desde entonces, es más, es un montaje que va ganando con los años, como la fruta al madurar, va volviéndose más dulce, más sabroso, gracias a la atractiva conjunción de los elementos que lo componen.
La vistosidad, el colorido, el ritmo escénico trepidante con que se desarrolla esta descacharrante historia de viaje y aventuras inspirada en una obra original del escritor Julio Verne son elementos que se ven apoyados firmemente por el magistral trabajo de un sólido plantel de actores y cantantes que son parte consustancial, inherente e indisoluble del montaje, y que han permitido que esta producción de ya dos lustros de vida siga prevaleciendo en la memoria colectiva del aficionado y continúe manteniendo el tirón y la aceptación popular que ha conseguido durante cinco Navidades en Madrid y otras tantas de gira por teatros españoles.
Millán Salcedo se ha hecho un auténtico especialista en el papel de Marcial Mochila, y cada año que le vemos subir a escena comprobamos cómo se supera a sí mismo, tanto en toda la parte cantada de su personaje al comienzo de la obra junto al coro (donde consigue entonar todas las notas perfectamente bien, algo que le ayuda el haber sido imitador de múltiples cantantes famosos durante su etapa como humorista en el popular Martes y Trece), como en su sorprendente vis cómica al actuar, donde siempre deja caer gags o guiños a su famosa etapa en el siempre recordado dúo cómico de los años 80 y 90.
De los aventureros embarcados junto a Mochila en el barco El Escocia en esta quinta reposición en el Teatro de la Zarzuela el papel de Soledad sólo se ha asignado a la joven soprano Mar Abascal, que en esta ocasión no alterna con la ya veterana Milagros Martín, convirtiéndose en una feliz alternativa. Quizá Abascal interpreta su papel de una manera más pueril y repipi de la que lo hacía Martín, algo más acorde con el personaje.
Los demás protagonistas viajeros decir que siguen igual de espléndidos que siempre: María Rey-Joly no ha cambiado absolutamente nada en su caracterización fonética de la escocesa cursi, altanera y remolona Miss Ketty (nos regala junto a Abascal un distinguido a la vez que castizo dúo "En Inglaterra los amantes"); su partenaireRichard Collins-Moore como el acaudalado escocés Sir Clyron siempre con su nativo acento inglés; el también miembro del originario trío Martes y TreceFernando Conde borda una vez más su excéntrico papel de despistado crónico, el doctor Mirabel, y Xavi Mira continúa siendo el simpático y extrovertido Escolástico, ex-seminarista loco de amor por Soledad dispuesto a ser sobrino del mismísimo demonio por el amor de ella. Por su parte el barítono Antonio Torres como el temible pirata Jaime recrea virilmente su romanza con coro que abre la segunda parte del montaje.
Todos ellos siguen arropados por un plantel de actores secundarios inigualable, la mayoría interpretando múltiples papeles. Entre estos señalo a Ana Santamarina como la Portera, y sobre todo las múltiples apariciones del gran Pepín Tre en cinco personajes o de Abel García destacando en su actuación del impronunciable General argentino Archiparraguirriguerriberrigorrigurrichea. La cantante de jazz Sarah Quist otorgó el componente salvaje y primitivo a la escena de los maoríes, en varios cantos de consagración y sacrificio.
El Coro del Teatro como siempre sigue dando lecciones de buen canto en una obra donde el auténtico hilo conductor lo lleva la masa coral, siendo visualmente muy vistosa su aparición en el coro de fumadoras y la zamacueca chilena, o en los cantos de los maoríes. El cuerpo de baile, con un protagonismo notable a lo largo del montaje, regala un espectáculo de gran lucimiento y gallardía en la exhibición del ejército de vanguardia del General Archi..., en la escena desarrollada en el cuartel militar argentino.
En esta quinta reposición de Los Sobrinos la batuta ha sido encomendada al joven director madrileño José Miguel Pérez-Sierra que ha mantenido los tempi que sus predecesores en la dirección musical. Momento particular para la Orquesta de la Comunidad de Madrid es como siempre el memorable Vals del fondo del mar, por donde desfila en escena "lo más granado" de las profundidades marinas.
Paco Mir mantiene las continuas interacciones con el público del Teatro, sobre todo en la escena del ensayo con el Capitán John (Toni González), antes del famoso coro de marineros, cuando el capitán se dirige al respetable recriminándole sus malas dotes para el canto a la vez que pasa lista a unos nombres y apellidos disparatados.
Asimismo, se sigue con el casi absoluto aprovechamiento escénico de todo el teatro, como los palcos, el gallinero o los pasillos del patio de butacas, donde más de uno se lleva un susto de muerte al ver aparecer a los salvajes maoríes en la última escena chillando como posesos. Respecto a las continuas morcillas y chistes utilizados durante el montaje (algunos de ellos nuevos en esta reposición, como casi siempre ocurre en cada una de ellas) es difícil discernir entre cuáles son originales de la zarzuela y cuáles son adheridos al efecto, pero eso da enteramente igual, porque el acabado obtenido es sencillamente perfecto, y lo más importante, no rechina lo más mínimo.
Es una grandísima satisfacción para los que estamos interesados en la pervivencia del género zarzuela, en su dignidad y en su capacidad competitiva frente a otros como el musical, el apreciar que cualquier día que se acude al Teatro a presenciar Los Sobrinos éste se halla repleto de público joven: niños acompañados de sus padres o abuelos disfrutan entusiasmados viendo pasar volando las tres horas de viaje (4 actos y 18 cuadros) de los seis protagonistas desde una corrala de Madrid hacia Chile, la Pampa Argentina o Nueva Zelanda. Es de esta forma cómo nuestro género lírico se abre a nuevos públicos y se destierra la imagen prejuiciosa que a veces gira sobre él. Y es que no nos engañemos, viendo montajes como éste uno piensa para sí: "hay que ver cómo mola la zarzuela". Mazo.
Contra todos los pronósticos el patronato del Teatro Real va y nos cuela un adelanto de su programación 2012-2013 en pleno mes de diciembre. Parece que los amantes del gran repertorio operístico pueden respirar tranquilos en la próxima temporada del coliseo de la Plaza de Oriente, ya que Gérard Mortier va a apostar por eso, por títulos de repertorio, aderezados aquí y allá por alguna que otra rareza. Una temporada que podríamos calificar en general de más equilibrada, más compensada y más accesible que la rara avis actual.
Un 10% menos de presupuesto (unos 4 millones de euros menos) es el que destinará el Real para 2012-2013 en el que se cumplen los 15 años de su reapertura como coliseo operístico, por lo que la austeridad en las producciones artísticas será el hilo conductor de la temporada.
El Teatro está recibiendo menos subvenciones públicas que nunca. Según El País, en 2004 las administraciones (ministerio, Comunidad y Ayuntamiento de Madrid) financiaban el 58% del presupuesto y el resto se obtenía a través de patrocinios y taquilla. Actualmente se han invertido las cifras. Por ello están apostando últimamente por acoger conciertos de música pop en su seno, como los recientes de David Bisbal o Los Secretos, que desvirtúan un tanto el mítico halo de coliseo lírico. Cuando las cuentas no salen no se duda en venderse a otros estilos musicales, hay que hacer taquilla como sea.
Pese a todo el Teatro manifiesta que va a mantener el número de representaciones (aunque notamos que por incluir más obras en cartel se reducen algunas funciones): en total la friolera de 14 óperas, cuatro de ellas en versión de concierto, además de cuatro producciones de ballet. Respecto a la totalidad de repartos y directores, el patronato del Real ha manifestado que dará más detalles en el mes de febrero próximo.
Destacan las producciones de nada menos que tres títulos mozartianos (Cosí, Don Giovanni yFlauta, ¡ésta última sólo con tres funciones! que dirigirá Simon Rattle a la imponente Filarmónica de Berlín dentro de un contrato de colaboración firmado por tres años); el Boris de Mussorgsky (para los que les agraden las veladas muy laaaargas); un programa doble combinando (o desamparando) una ópera del famoso tríptico de Puccini (¡compositor odiado por el belga!), la espiritualSuor Angelica, con una ópera italiana más moderna y auténtica rareza: Il Prigionierode Dallapicola; Macbethde Verdi (hacía siglos que no se llevaba a escena), La rapresagliade Mercadante (un descubrimiento más del compositor napolitano del XIX debido al director Riccardo Muti).
Aparte de la versión de concierto de Moisés y Arón, obra póstuma del descubridor del dodecafonismo, se programa un título de su colega de escuela compositiva: el siempre rompedor Wozzeckde Berg que ignoramos si será el mismo que se vio hace unos años en el propio Real; por su parte al siglo XXI sólo se le hacen dos concesiones (para compensar respecto al atragantamiento de la actual temporada): el estreno de El Perfecto Americanode Philip Glass (un homenaje al cineasta Walt Disney, con lo que nos podemos hacer una "minimalista" idea de por dónde irán los tiros) e Il Postino,del italiano Daniel Catán, estreno en España con la presencia del campeón de los estrenos absolutos, el omnipotente Domingo, que dará vida al poeta Pablo Neruda.
En versión de concierto: Moisés y Arón, Parsifal, Roberto Devereux(ésta con la soprano Edita Gruberova) y Los pescadores de perlas (con el espectacular tenor Juan Diego Flórez). Ni un asomo de ópera renacentista o barroca, no sea que nos indigesten el bajo continuo y las florituras vocales.
Temporada 2012-2013 del Teatro Real de Madrid
Ópera
Moses und Aron, de Arnold Schönberg (1874-1951). Versión de concierto. Dos funciones: septiembre de 2012.
Borís Godunov, de Modest Musorgski (1839-1881). Nueve funciones: octubre.
Il Prigioniero, de Luigi Dallapiccola (1904-1975). Suor Angelica, de Giacomo Puccini (1858-1924). 11 funciones: noviembre.
Macbeth, de Giuseppe Verdi (1813-1901). Ocho funciones: diciembre.
The Perfect American, de Philip Glass (1937). Ocho funciones: enero / febrero de 2013.
Parsifal, de Richard Wagner (1813-1883). Versión de concierto. Tres funciones: enero / febrero de 2013.
Così fan tutte, de Wolfgang Amadé Mozart (1756-1791). Diez funciones: febrero / marzo.
Roberto Devereux, de Gaetano Donizetti (1791-1864). Versión concierto. Dos funciones: marzo.
Les pêcheurs de perles, de Georges Bizet (1838-1875). Versión concierto. Tres funciones: marzo.
Don Giovanni, de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). Ocho funciones: abril.
La rappresaglia, de Saverio Mercadante (1795-1870). Cuatro funciones: mayo.
Wozzeck, de Alban Berg (1885-1935). Ocho funciones: junio.
Die Zauberflöte, de Mozart. Tres funciones: junio / julio.
Il Postino, de Daniel Catán (1949-2011). Cinco funciones: julio.
Ballet
Ballet de l' Opéra de Lyon. One of a Kind. Cinco funciones: octubre de 2012.
Israel Galván. Ocho funciones: diciembre.
Mark Morris Dance Company. Mozart Dances. Seis funciones: diciembre de 2012 / enero de 2013. Compañía Nacional de Danza.
Romeo y Julieta, de Serguei Prokofiev. Ocho funciones: abril de 2012.
Una sexy pelirroja con un vestido azul oscuro de amplio vuelo posa sentada de perfil cual estrella de pop para la portada de un disco de Deutsche Grammophon con título ¡en español!: Melancolía (subtitulado Spanish Arias and Songs). Se trata de la soprano francesa Patricia Petibon, que nos deleita regalándonos su personal acercamiento a la música española en un jugoso CD recién salido de la factoría del sello amarillo.
Resulta halagador que sopranos con lengua distinta a la nuestra como ya pasó hace unos años con la suiza Noëmi Nadelmann (disco Zarzuela- Spanish Arias, 2007) contribuyan con sus voces a encumbrar nuestra música y en este caso más si cabe desde la imagen de prestigio y calidad musical que representa el sello discográfico de la Universal.
Petibon, soprano lírico-ligera especializada sobre todo en repertorio Barroco Francés, realiza un variado repaso a los géneros musicales cultivados en nuestro país: desde la canción tradicional a la tonadilla pasando por la zarzuela y la ópera española. A la soprano la acompañan la Orquesta Nacional de España dirigida por su titular Josep Pons y dos instrumentistas solistas: Daniel Manzanas a la guitarra y Joël Grare en la percusión.
La presencia de estos últimos es destacada en la popular canción tradicional andaluza El Vito (aquí en la versión musicada porJoaquín Nin y Castellanos para sus Veinte cantos populares españoles), en el canto tradicional Ogundé - Uaréré arreglado por Francisco Ernani Braga, y en una versión muy aflamencada, plagada de quejíos y rasgueos de guitarra, del "Adiós Granada" de la zarzuela Emigrantes de Barrera y Calleja, que aunque el original es para voz de tenor, la francesita se atreve con la pieza desplegando un asombroso potencial de gracejo andaluz.
La deliciosa voz de la Petibon, fresca y versátil, sabe imprimir y dotar a cada una de las interpretaciones del disco el carácter hispano que requieren, en su mayoría piezas caracterizadas por su claro componente andalucista; en cuanto a las canciones: dos tonadillas de Granados orquestadas por Rafael Ferrer ("Ay majo de mi vida" y "El mirar de la maja") y "Cantares" de Turina; y en cuanto al género lírico: La Tarántula de La Tempranica de Giménez, el aria de Salud "Vivan los que ríen" de La vida breve de Falla o la Petenera de La marchenera de Moreno Torroba.
Eso sí, todo ello desde una perspectiva y un tratamiento de la voz muy personales, como en el caso de "la tarántula", donde Petibon acompaña el vibrante fragmento de ayes y lamentos que simulan el dolor por la picadura del insecto. A lo dicho hallamos que su voz podría estar dotada perfectamente para la canción pop, ya que en ocasiones aleja de sus interpretaciones el elemento estrictamente lírico, como cuando inflexiona en legatto o eleva su voz sin vibratto en algunas notas largas, aspecto algo discutible. Respecto a la pronunciación la otorgamos más que notable, a pesar de que la delatan las elles y las erres.
Las obras que se alejan del antes aludido folclore andaluz son dos de las populares Cinco Canciones Negras de Xavier Montsalvatge (la "Canción de Cuna para dormir a un negrito", donde Petibon realiza una versión sumamente dulce y delicada, y el rítmico "Canto Negro") o las dos únicas piezas que no están en castellano en todo el disco: la famosa y muy melancólica "Cantilena" de la Bachiana Brasileira nº 5 de Heitor Villalobos y la mencionada canción tradicional Ogundé - Uaréré.
Precisamente Petibon ha manifestado que a la hora de escoger algunas de las piezas para el compacto pensó en nuestra soprano Victoria de los Ángeles a modo de homenaje, ya que la catalana llevó al disco memorablemente las obras de Monsalvatge, Villalobos y Falla que se encuentran en Melancolía, llegando a popularizar muchas de ellas. También se incluye en el CD la célebre canción "Marinela" de la zarzuela La canción del olvido de Serrano, donde resulta atípico escucharla con la presencia instrumental de castañuelas y guitarra.
La sorpresa inédita del disco la constituye la primera grabación mundial de la obra que en cierto modo da título al disco: Melodías de la melancolía op. 119, cuatro canciones para soprano y orquesta del compositor galo Nicolas Bacri (1961) con textos de Álvaro Escobar-Molina, escrita ex-profeso para la francesa, y que se ofrecieron en los conciertos inaugurales de la temporada 2011-2012 de la OCNE con Pons al frente (7-9 de octubre de 2011).